“Los misioneros, en virtud de la presencia del Espíritu en las culturas de los hombres, cosecharán siempre donde no sembraron y de esto nunca pueden olvidarse, bajo pena de transformar la misión en imposición en vez de proposición amorosa, bajo pena de truncar o encubrir las culturas y no reconocerlas en su alteridad e identidad específica.
Pero el misionero también sentirá el deber de anunciar el evangelio a tiempo y contratiempo: -Ay de mi si no anuncio el evangelio-, dirá San Pablo.”
Baur John, 2000 años de cristianismo en África, Paulinas