Padre de la arquidiócesis de Monterrey con piel de misionero.
El Padre Eduardo acabó su experiencia misionera en Mozambique. Al principio estuvo en la diócesis de Inhambane, junto con otros padres de la arquidiócesis de Monterrey, y cuando acabaron su servicio allá, el le pidió permiso a su arzobispo para continuar su experiencia en estas tierras mozambiqueñas, permiso que le fue concedido, pero para no estar solo se hizo un contrato con Misioneros de Guadalupe, y así llegó a la diócesis de Chimoio donde nos encontramos.
En su paso por esta diócesis colaboró en las parroquias de: Machipanda, Amatongas y Guro, además de ser un gran apoyo en el seminario medio que está a nuestro cargo.
Este Diciembre pasado regresó a México, a su arquidiócesis, dejando muchos lugares y personas llenas de Dios y que sin duda alguna lo recordarán con alegría.
Padre Eduardo, como decimos aca: "Estamos juntos" animo en este nuevo servicio que te encargará nuestro Señor, y ahora en tu misma tierra.
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