Uno de los derechos fundamentales del hombre es el derecho a la educación; derecho que, por desgracia, actualmente muchos niños y jóvenes, en numerosos países, no disfrutan adecuadamente por diversos motivos, pero principalmente por razones económicas.
Mozambique es uno de estos países. Durante muchos años no se puso el debido interés en la educación, primero por la guerra de Independencia y después por la guerra civil que terminó hasta el año 1992.
Podemos decir que Mozambique es todavía un país prácticamente destruido que enfrenta el reto de resurgir de entre las cenizas para rehacer su infraestructura en todos los niveles: carreteras con sus puentes, hospitales con sus médicos y enfermeros, escuelas con sus profesores; además crear fuentes de trabajo, sobre todo, para los excombatientes de la guerra.
En los últimos 30 años se ha hecho un gran esfuerzo para que todos los niños puedan terminar la enseñanza básica (que es de 4 años), meta que casi se ha logrado, pues son más de 5 millones los que están inscritos pero hay dificultades que no se han podido resolver: muchos alumnos caminan más de dos horas para llegar a la escuela más próxima y otras dos horas más para volver a casa, muchos profesores son preparados al “vapor” y en muchos casos sin vocación magisterial, hay escuelas construidas por los padres de familia con material tradicional (palos y paja) o en su defecto las clases se tienen debajo de los árboles.
Los últimos 5 años se ha visto un gran esfuerzo para apoyar la enseñanza secundaria, las inscripciones llegaron a los 500,000 alumnos; se quiere aumentar la enseñanza preuniversitaria que actualmente tiene poco mas de 90,000 alumnos. El gran problema a este nivel es la preparación de los profesores.
Los Misioneros de Guadalupe en Mozambique hemos querido participar en la educación por la importancia decisiva que tiene en la vida del hombre y en el progreso social de los pueblos.
- En la Parroquia del Guro se comenzó con un jardín de niños. Los padres de familia han constatado que la verdadera educación exige formar integralmente a los niños, y ya están pidiendo que el servicio se amplíe a la enseñanza básica.
- En la Parroquia de Amatongas se acaba de renovar el internado con capacidad pararecibir 110 internos, dando prioridad a los que viven lejos.
- En la Parroquia de Machipanda, poblado de Chikueia, ya está funcionando nuestra escuela secundaria, dirigida por nuestras misioneras laicas, quienes además tienen un internado para las jóvenes que por vivir lejos de los centros educativos no tenían oportunidad de estudiar.
Con el tiempo nos hemos dado cuenta no sólo de la importancia que tiene la educación en sí, sino de la gran importancia que tiene para el trabajo misionero la relación con los alumnos, los profesores, los padres de familia, con las estructuras educativas gubernamentales, con las asociaciones que promueven la vida cultural y cívica, etcétera.
Es una gran oportunidad para sembrar el mensaje de Cristo, oportunidad para anunciar y vivir los valores cristianos, y así compartir el camino de la Salvación a los pueblos donde nos encontramos.
P. José Antonio García Troncoso, MG
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